Los transeúntes les miraban y pensaban sin tocarles ¡Es que no respira! Se admiraban unos y preguntaban otros. Tiene el aspecto de un ángel parece de porcelana.
Y se juntaban los transeúntes a las diez de la mañana era en la esquina del parque y el sol brillaba y calentaba. Y les miraban sin tocarles y les pensaban sin decirles nada y poco a poco se acercaban y mirándoles se miraban.
Ella, acababa de salir del cautiverio sacó de la cartera un espejo entonces, le miraba y se miraba y sintió que respiraba y respiró y sudaba y dudaba.
Y el espejo mostraba rostros que lustraban como porcelanas casi gris de tanto encierro y mostró sus ojos casi viejos y sonreía y vivía después del Covi.