A Lagañita, mi gata.

Por: Eudys Moreta.

II

—lo que sea necesario—le dije a la veterinaria.
Lagañita, es un animal con sentimientos
que no piensa ni calcula para amarnos
y ni un instante vacila para darnos sus caricias.

Es mi fiel amiga y bien amada
que no necesita de palabras escritas
para demostrar con su actitud y su maúlle
de voz apacible, discreta y suave
cuanto nos mima todos los días
al pasar acariciandonos con su lomo elástico
y con su cabeza nos busca las manos
yo con las mías le demuestro que le amo.

Poco después, una joven se me acerca
vistiendo uniforme azul e insignias blancas
con porte de enfermera
y me pregunta:
—¿quiere usted sacrificar la gata?
—¡queeeee…!—sorprendido le respondí.?)

Con la cara de persona trasnochada
pareciendo tener puesto el automático
me repitió las mismas palabras:
—¡quiere usted sacrificarla!
—¿entonces, para qué le traje?— le respondí.

—Disculpe— volvió a repetir
cuando regresaba con una tarjeta
—lo siento— el caso no es el suyo
la duda es con la paciente del lado.

Ya lo sabía yo
usted no es una mata gatos
es cuestión de su trabajo.
Continúe releyendo el periódico
como si me hubiera olvidado de todo
más, no era así
Exactamente.

Lagañita, continúa viva
coleándose
sus ojos brillan
semejante a un faro
y se la pasa jugando
con los chicos de la casa.

*Derechos reservados.

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