¿Se le puede creer todo a un candidato?


SANTO DOMINGO ESTE,

Por Roberto Veras.-   (3 de 3)

Prácticamente han comenzado las campañas políticas y es una etapa muy dulce donde los políticos ofrecen de todo. No está mal escucharlos, pero ante un electorado con la desconfianza a flor de piel es poco probable que éste compre fácilmente los discursos de ese mundo de fantasía que nos quieren hacer creer.

El peor error que cometeríamos como electores es creer que el próximo gobierno funcionará tal cual lo pintan los candidatos. Es decir, sería una imprudencia tomar por serias algunas propuestas populares que solo apuntan al voto.

Sabemos que todos los postulantes, sin excepción, prometen más de lo que en la práctica es conscientes que pueden hacer. Ejemplos hay muchísimos.

Hablan de combatir la inseguridad o la corrupción con tanta ligereza que, si en verdad lo hicieran, en República Dominicana viviríamos en un paraíso.

Quienes estamos de este lado, principales receptores de los mensajes y fiscalizadores naturales de los actos de gobiernos, vemos con cierto escepticismo toda la movida electoral. Frente a una clase política como la Dominicana, tan desvalorizada y contaminada, no solo hemos perdido la confianza, sino también la capacidad de asombro, y parece que ya nos da igual quién gobierne.

Ahora, más que nunca, República Dominicana necesita su mejor liderazgo. ¡Depende del electorado hacer algo al respecto! Cuando todos hablan de combatir la corrupción en caso de llegar al poder, más que un gesto de hombría y de tener pantalones, se traduce en una burla para la ciudadanía. A tal punto que si los aspirantes no tocaran este tema se verían más creíbles y congruentes.

Las generaciones de políticos pasan y los vicios quedan. Nos preguntamos una y otra vez si los que vienen serán, ahora sí, los buenos. Sin embargo, la expectativa de un posible cambio muchas veces se desvanece a mitad de camino.

Debemos observar las campañas y escuchar con atención a los candidatos en sus ideas, reacciones y debates para saber si sus planteamientos nos interpretan bien o no, y luego establecer si esas promesas de campaña son cumplibles, realistas, coherentes y si se le pueden creer al candidato que las abandera.

Solo así podremos aproximarnos al futuro con una mirada constructiva para que nuestros votos no se conviertan en más gasolina para este país incendiado, sino que constituyan un referente de los compromisos que el próximo presidente debe honrar para gobernar cumpliendo su palabra. Y que conserve lo que deba conservar, cambie lo que deba cambiar, gobierne para todos pensando en el bien común, respete a sus detractores y pueda superar este período difícil de la historia política de República Dominicana. Finalmente nos preguntamos ¿Se le puede creer todo a un candidato? Será tu decisión.


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