VICEPRESIDENTE CUBANO ÚNICO PROPUESTO PARA EL RELEVO DE RAUL CASTRO.

El actual vicepresidente de Cuba Miguel Díaz-Canel ha sido propuesto ante la Asamblea Nacional para dirigir la isla como el primer líder de una generación que no participó en la lucha socialista

Después de casi 60 años, los históricos de la Revolución cubana dejan por primera vez el mando a una generación que no participó en la lucha, un relevo que se esperaba institucionalizado y con el vicepresidente Miguel Díaz-Canel, de 57 años, como favorito para suceder a Raúl Castro. No ha habido sorpresas. Díaz-Canel, número dos del Gobierno desde el año 2013, ha sido el único candidato propuesto este miércoles ante la Asamblea Nacional del Poder Popular para ocupar la Presidencia del país.

Díaz-Canel, de 57 años, encabeza la propuesta de la Comisión de Candidaturas Nacional (CCN) para la conformación del máximo órgano de gobierno del país, el Consejo de Estado, una candidatura que ahora será sometida a votación de la recién constituida Asamblea, aunque el resultado no se hará público hasta hoy jueves.

Para Raúl Castro,  ¨el compañero Díaz-Canel no es un advenedizo ni un improvisado”

Díaz-Canel (Santa Clara, 1960) comenzó su carrera política en su ciudad natal, donde llegó a ser primer secretario del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal) en los tiempos duros de la crisis de 1990, gestión por la que todavía es recordado y alabado.

Este ingeniero electrónico comenzó a despuntar tras ser designado ministro de Educación Superior (2009-2012) y en 2013, elevado al rango de “número dos” del Gobierno de Raúl Castro, con lo que se convirtió el primer cubano nacido después del triunfo de la Revolución en alcanzar ese puesto. “El compañero Díaz-Canel no es un advenedizo ni un improvisado”, recalcaba Castro el día que formaba su último gobierno y lo apuntaba así como su sucesor.

Forjado en las bases del PCC y con una trayectoria de ascenso sostenido y discreto, su “cercanía a la gente” y la “capacidad para estar donde haga falta” son las principales cualidades que sus compatriotas tienen en cuenta para asegurar que Díaz-Canel sería el “candidato ideal” a la Presidencia de Cuba, según declaraciones recogidas por la agencia Efe.

Pese a su discreción pública, a mediados de 2017 el grupo opositor cubano Estado de Sats publicó un vídeo filmado en un encuentro con funcionarios del PCC donde el dirigente se mostraba mucho más duro, al criticar a EE.UU. y denunciar la actividad “subversiva” de entidades extranjeras y medios alternativos cubanos.

De convertirse Díaz-Canel en el próximo presidente de la isla se prevé una etapa de continuismo de las políticas de Raúl Castro

De convertirse Díaz-Canel en el próximo presidente de la isla se prevé una etapa de continuismo de las políticas de Raúl Castro, que en sus doce años de mandato (los dos primeros de forma interina por la enfermedad de su hermano Fidel) acometió un proceso de “actualización” económica e institucional en el sistema socialista cubano.

Raúl Castro seguirá siendo el primer secretario del Partido Comunista, una posición potencialmente más poderosa. Y dado que el poder en la Cuba comunista ha fluido desde hace mucho tiempo de las personalidades más que de las instituciones, cuánta influencia ejercerá Díaz-Canel en realidad es una pregunta abierta que deberá responderse en los próximos meses.

El propio Raúl Castro anunció hace años la necesidad de prepararse para el relevo generacional en la dirección del país. De entre todos los nombres aparecidos para sustituirle, Díaz-Candel, v isto como el delfín del presidente, tenía efectivamente todas las de ganar.

De mirada seria y gesto un tanto frío e inexpresivo en sus apariciones oficiales, Díaz-Canel es un político experimentado que se ha conducido con cautela, sabedor de los riesgos que entraña ser tentado por “las mieles del poder”. Tentaciones que sí acabaron en la defenestración de anteriores “delfines” del castrismo como Roberto Robaina o Carlos Lage, dos de las fallidas promesas de la era fidelista que destacaron más de lo que tocaba.

En sus intervenciones públicas, Díaz-Canel ha exhibido un discurso fiel a la ortodoxia revolucionaria

Ya como “número dos”, Díaz-Canel se hizo visible para los cubanos y para el exterior: en la isla se hizo constante su aparición en los medios estatales y en los últimos cinco años ha cursado numerosas visitas y giras internacionales.

Con la desaparición de Fidel (1926-2016) y la salida de Raúl Castro de la Presidencia a los 86 años, concluye una era en la isla comunista, que desde 1959 siempre tuvo a un gobernante con ese apellido, algo que ya no se repetirá según aseguraba a la prensa a inicios del año pasado Mariela Castro, 55 años, hija del presidente.

En sus intervenciones públicas, Díaz-Canel ha exhibido un discurso fiel a la ortodoxia revolucionaria, con continuas referencias de lealtad a Fidel y Raúl Castro y a la generación histórica que luchó en Sierra Maestra.

Un aspecto que le distingue de sus predecesores es cierta sensibilidad por impulsar las nuevas tecnologías en Cuba, uno de los países del mundo con menor acceso a internet, pero con la vista puesta en contrarrestar la “avalancha pseudocultural”, “banal” y “subversiva” para sustituirla por los “contenidos de la Revolución”.

El nuevo presidente deberá afrontar una economía estancada

El nuevo presidente deberá afrontar una economía estancada, una infraestructura en decadencia, una administración hostil de los EE. UU.de Donald Trump y un desencanto generalizado con un sistema de planificación centralizada que no puede proporcionar salarios dignos a los empleados estatales, pero prohíbe la mayoría de las formas de empresas privadas.

Como su mentor, Díaz-Canel no es amigo de prodigarse ante los medios y menos ante los internacionales, pese a que ha hablado en varias ocasiones de acabar con el secretismo de las fuentes informativas y ha admitido limitaciones en los medios cubanos -todos estatales-. La mayoría de los cubanos conocen a su primer vicepresidente como un orador corriente que inicialmente asumió un perfil público tan bajo que prácticamente no existía. Hasta marzo, cuando se celebraron las elecciones legislativas, Díaz-Canel todavía no había dicho nada al pueblo cubano sobre el tipo de presidente que sería.

El político protagonizó un vídeo (…) en el que se comprometía a cerrar algunos medios independientes

Casado, de pelo blanco y cara seria, antes de que empezara a sonar su nombre como futuro sucesor, el político protagonizó un vídeo de una reunión del partido que se difundió en Internet en 2017 en el que se comprometía a cerrar algunos medios de comunicación independientes y etiquetó a algunas embajadas europeas de líderes de la suberversión extranjera.

Esa imagen empezó a cambiar ligeramente este año, cuando Díaz-Canel entró en la escena moderada ofrecida por los medios estatales de estilo soviético de Cuba. Con sus comentarios públicos en marzo, muchos cubanos lo vislumbraron como un político local que se mezcla con el pueblo. Hombre casado, el vicepresidente ofrece una imagen familiar para los residentes de la provincia central donde nació y pasó nueve años en un papel similar a un gobernador.

“Fue un gran dirigente del partido en Santa Clara (centro de Cuba). Era un dirigente de clase humilde, que cogía la bicicleta y se recorría Santa Clara completa y buscaba las deficiencias”, aseguraba a la agencia Efe Eduardo, vendedor callejero de los periódicos oficiales de la isla que dice tener “el orgullo” de haber conocido al todavía primer vicepresidente.

¨Era un dirigente de clase humilde, que cogía la bicicleta y se recorría Santa Clara completa y buscaba las deficiencias”  EDUARDO  Vendedor callejero de los periódicos oficiales de la isla

Fuente :  La Vanguardia.


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